La importancia de la Telemedicina en la Tele-Ginecoobstetricia
En los sistemas de telemedicina la ginecoobstetricia ocupa un papel preponderante, en especial para países en vías de desarrollo. Uno de los grandes problemas que se viven de tiempo atrás y hoy persisten en Latinoamérica, es la alta prevalencia de enfermedades ginecológicas y obstétricas, las cuales paradójicamente en vez de disminuir han aumentado de manera considerable.
Entre las diez principales patologías generales que aparecen censadas en los países de Latinoamérica, enfermedades como: carcinoma de útero, preeclampsia, eclampsia, hipoxia fetal intrauterina y bajo peso de neonatos al nacer, ocupan lugares preponderantes en especial en estratos socioeconómicos bajos, en población vulnerable desplazada y en territorios de difícil acceso, a pesar de las múltiples alertas que periódicamente lanza la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La telemedicina en la atención ginecológica y obstétrica es una herramienta que supera con creces las patologías descritas.
Para el caso específico de ginecología en sus patologías de útero, desde hace más de diez años existen equipos que permiten que a través de telemedicina se puedan establecer diagnósticos primarios de carcinomas. Equipos como videocolposcopios portátiles de alta resolución con salidas digitales, con los cuales siguiendo los protocolos estándar y las tinciones adecuadas, se puede en tiempo real, visualizar en cuello uterino lesiones susceptibles de hisopado o biopsia, por parte de los ginecólogos o patólogos en un Medical Center, detectando como es bien sabido lesiones primarias en el sitio de diferentes lesiones que sean potencialmente malignas, permitiendo preservar la vida de las pacientes.
Es importante mencionar que en el caso de los diseños e integraciones para telemedicina implementados por nosotros, siempre capacitamos a las enfermeras jefe y a las bacteriólogas de los hospitales Nivel I y II en el manejo de los videocolposcopios y en la toma de las muestras adecuadas tipo Papanicolaou (PAP) para la visualización y análisis de placas histológicas, con microscopios de gama mediana, empleados en Tele-patología, cuyas imágenes pueden ser también observadas por citólogos o citólogas y/o patólogos en centros médicos de hospitales Nivel III – IV.
El costo social y familiar de estas patologías es alto en mujeres de estratos sociales vulnerables, más aun si tenemos presente que en la actualidad el porcentaje de mujeres cabeza de hogar en los países en vías de desarrollo es cada vez mayor.
En los casos de obstetricia la problemática que se vive es igual o mayor a la ginecológica. Los índices y estadísticas de morbi-mortalidad fetal y materno-fetal son realmente escandalosos en nuestro entorno, dejando muy mal situada a nuestra región frente a los percentiles mundiales. En tal sentido no me canso de repetir en simposios y congresos, que en vez de ser países en vías de desarrollo parecemos países en vías de sub-desarrollo. Sé que al lector le puede parecer desobligante de mi parte este comentario, pero con el respeto que me merecen quienes leen este blog, los invito a consultar las estadísticas en la web de la OMS y en las que se encuentran en las diferentes páginas de los Ministerios de Salud latinoamericanos, con un agravante en extremo preocupante: cada vez es mayor el número de pacientes gestantes entre 12 y 15 años de edad, lo cual de plano se cataloga científicamente como embarazos de alto riesgo.
En telemedicina existen excelentes herramientas para la realización de un seguimiento adecuado de pacientes gestantes. En concordancia con esto, lo primero que se debe tener por parte de las provincias y/o municipalidades donde se encuentran hospitales Nivel I-II es lo siguiente:
- El personal intrahospitalario (médicos y enfermeras) deben indexar de forma detallada a la paciente gestante que asista a consulta con su primer embarazo o con embarazos múltiples, elaborando una buena historia clínica.
- Desde el momento que la paciente es detectada como gestante, se debe programar para que ella asista cumplidamente a los diferentes talleres relacionados con el embarazo, que habitualmente son dictados al interior de los hospitales. Para los médicos generales y enfermeras que están leyendo esto me permito hacer un paréntesis y recordarles que, las pacientes gestantes de estratos vulnerables por lo regular son indisciplinadas en su control materno-fetal, esto se presenta con más frecuencia en madres primerizas y en primerizas entre los 12 y los 18 años de edad. Por lo anterior es que la asistencia a los talleres es indispensable durante toda su gestación.
- Aunque es obvio decirlo, dependiendo de la edad en que empieza la gestación, la fecha y periodicidad de los controles pre-natales la determina EXCLUSIVAMENTE el médico general en los hospitales Nivel I – II. El personal de enfermería tiene la responsabilidad de llevar en forma detallada las fechas de control de las pacientes y debe tener un número telefónico de esta para contactarla cinco días antes y recordarle su cita de control prenatal.
Ustedes dirán que los tres puntos anteriores “sobran” en este post y quien escribe estas palabras está fuera de contexto al recordarles estas cosas. Mis apreciados colegas de la salud, en 35 años de ejercer esta profesión aprendí a ser precavido y obsesivo-compulsivo (patología ya detectada en mí por uno de mis colegas que es psiquiatra) con el cumplimiento en las citas de control de los pacientes en general.
Entrando en la materia que nos ocupa, que es Tele-ginecobstetricia, hoy existen múltiples marcas de equipos biomédicos específicamente monitores fetales. Por razones éticas no me voy a referir a ninguna en particular.
Existen monitores fetales para embarazo único y embarazos gemelares, algunos de ellos con prestaciones básicas otros con sofisticadas, algunos para trabajo exclusivamente en el consultorio y otros que permiten ser empleados en telemedicina.
En telemedicina el objetivo es lograr un equilibrio con los monitores fetales que mejores prestaciones tengan, partiendo de la base que estos deben poseer salidas para transmisión de datos.
¿Qué debe tener un monitor fetal para telemedicina?:
- Estar aprobado por la Food and Drug Administration (FDA).
- Sensores para embarazo único y gemelar.
- Tocómetro.
- Esfigmomanómetro para toma de presión arterial no invasiva: sistólica, diastólica y media.
- Pulsoximetro.
- Mínimo tres (3) derivaciones cardiacas (I-II-III) para la madre gestante.
- Alarmas visuales y sonoras programables para: presión arterial, frecuencia cardiaca y oxígeno en la madre gestante.
- Alarmas visuales y sonoras para la fetocardia única y/o gemelar.
- Pantalla LED para visualización en tiempo real de los parámetros anteriores.
- Almacenamiento de la demografía de la madre gestante.
- Almacenamiento mínimo de 30 minutos de los parámetros descritos, para seguimiento ulterior en los diferentes controles de cada paciente gestante.
Respecto a los monitores fetales con las características anteriores, en el caso de telemedicina es importante aclarar lo siguiente:
En hospitales Nivel I, estos monitores se deben emplear EXCLUSIVAMENTE para control prenatal en las diferentes consultas de las pacientes gestantes. En los hospitales Nivel II, estos monitores fetales se pueden emplear intra-parto, solo si la asistencia del mismo la va a realizar un ginecoobstetra.
Bajo ningún aspecto recomendamos que médicos generales en hospitales Nivel I realicen la atención del parto con monitoreo fetal intra-parto. La razón es simple: en la gran mayoría de los hospitales Nivel I, los médicos generales no estan autorizados para realizar procedimientos quirúrgicos tipo cesárea, en caso de ser requerida, con base en los parámetros que arroje el monitor fetal. Es por esto que en telemedicina los monitoreos fetales ante-parto deben ser supervisados en tiempo real por un ginecoobstetra ubicado en un Medical Center de un hospital Nivel III – IV, cuando se le realice a la paciente gestante el control prenatal en las diferentes consultas. Es el ginecoobstetra de la institución quien decide en los diferentes controles de monitoreo fetal ante-parto, si la paciente es candidata a un parto vía vaginal o por cesárea y en consecuencia es quien determina si la paciente debe o no ser remitida a un hospital Nivel II donde exista un ginecoobstetra o a un hospital Nivel III – IV.